
Retomar el hábito de escribir
Empieza el año 2023 y todos tenemos un millón de propósitos nuevos, ya sea apuntarnos al gimnasio, perder peso o buscar pareja. Como si no supiéramos que, para el día 15, ya se nos habrán olvidado todos.
En mi caso quiero recuperar un hábito que tenía y que he perdido este último año por diversos motivos. Un hábito que me costó la vida coger, pero que echo de menos casi a diario. Como ya habréis deducido por el título del post (vivan los spoilers), me refiero a la escritura. ¿Por qué es tan difícil convertir la escritura en un hábito? Pues la verdad es que no tengo ni idea, pero voy a hablaros de como tengo planeado conseguirlo (o, al menos, intentarlo).
Mi último texto de ficción se escribió en Febrero del 2022. Parece que no, pero es muchísimo tiempo para alguien que escribir es su segundo mayor «hobbie» (el primero no os lo diré, pero lo podéis deducir por todos los trofeos que tengo en mi cuenta de Steam o de PlayStation).
Sí que es cierto que en verano estuve escribiendo cositas para terceros (narrativa para gymkanas turísticas en pueblos de la Comunudad Valenciana), pero nada relativo a lo que adoro: las historias que se crean en mi cabeza. ¿Conocéis la sensación de echar de menos algo en lo que nunca te habías parado a pensar? El crear nombres de criaturas o lugares, el perfilar un personaje y convertirlo en héroe, el dar motivos a un villano para ser malo (como si los malos necesitasen motivos para serlo), hilar un concepto y un conjunto de ideas para acabar contando una historia.
Son cosas que he añorado con tanta fuerza este año que para eso estoy aquí hoy, para comprometerme. Así, si me rindo, podréis hacerme el paseo de la vergüenza, como le hicieron a Cersei Lannister en Juego de tronos.

El caso es que llevo en la escritura, de manera intermitente, desde el año 1999, más que con mi pareja. He tenido épocas de bonanza, parones, subidas de ánimo y ataques de impostor. He escrito miles de palabras en poco tiempo y he necesitado horas para escribir dos simples frases. Pero nunca, y me refiero a, literalmente, nunca, había echado de menos ponerme ante una página en blanco tanto como estos últimos días. Las historias se me amontonan y se cuelan en cada pensamiento, los personajes me invaden suplicando seguir con sus vidas y, sinceramente, escribir es de las pocas cosas que calma el ruido incesante de mi cabeza (como el jaleo que hay en el metro en hora punta, pero encerrado las 24 horas dentro de mí).
Pero, ¿cómo voy a ponerme a escribir si llevo apartado de la ficción y de los libros casi un año? Pues convirtiéndolo, de nuevo, en el hábito que ya fue.
Sin duda, lo que más me ha costado coger, formar y mantener en la escritura, es la rutina. Rutina que, como los cambios conseguidos con gimnasio o con una dieta, en cuanto la dejes de lado se pierde. Sacar tiempo todos los días para escribir es complicado, sobre todo si tienes un empleo que paga facturas, una familia que atender y un vicio devora-horas como es la PlayStation. Pero claro, pensaréis que para escribir no necesito ponerme todos los días, que con encender el ordenador un ratito a la semana sobra. Aunque en parte tenéis razón, ojalá fuera tan sencillo. Sin ir más lejos, esto que estoy haciendo forma parte de mi rutina de escritura y ni siquiera es ficción.
Yo soy vago y, por ende, mi mente también. Para mí, ponerme a escribir significa completar un ritual que, durante años, me ha acompañado: un horario fijo, un ambiente silencioso y sin distracciones, una guía inicial de lo que voy a escribir (continuación de un relato, unas bases para un concurso, etc…) y, por supuesto, las ganas o, como algunes prefieren llamarlas, las musas. Este ritual, o grupo de normas, nacido de la pandemia y del desempleo, acabó convirtiéndose en rutina y, como buen Libra que soy, la rutina es algo que nunca se debe alterar.
Ahora, el simple hecho de pensar en ponerme a trabajar en mis novelas o relatos me evoca ese ritual que, por diversos motivos, no puedo cumplir. Ni puedo ni quiero. Por eso intento romperlo. ¿Cómo? Pues usando la escritura como arma, pero sin ponerme a escribir. «Hostia, Rober, es que lo complicas demasiado…» Puede ser. Es más, estoy seguro de que, si no lo hiciese tan complicado, no lo haría. ¿Os lo explico?

Lo primero que he tenido que hacer ha sido ponerme algunas normas. Normas para no cumplir normas… lo sé, es ridículo, pero soy creativo, ¿qué esperábais?
- Mis normas para retomar el hábito de escribir:
- No se mira el conteo de palabras mientras escribo.
- No importa el tiempo que tenga. ¿5 minutos? ¿20? ¿1 hora? Lo que sea, bueno es.
- No se empieza ningún proyecto nuevo. No quiero bloquearme con una hoja en blanco y desistir a la primera.
- No se corrige. NUNCA. Se sigue escribiendo a cualquier precio. Ya corregirá el Rober del 2024 (lo siento, yo del futuro).
Son sencillas de seguir, ¿verdad? Pues es todo cuanto necesito para ponerme a escribir, al menos de momento. Pero claro, imagino que hay una pregunta que os ronda la cabecita esa que tenéis. «Rober, si llevas un año sin ponerte con esto, ¿qué mierda estás escribiendo para retomar el hábito?» Pues, en realidad, nada. Esa sí que no os la esperabais.
Ahora es cuando paso a explicaros lo que he comentado en el quito párrafo. ¿Cómo retomo el hábito de escribir sin escribir? Pues, aunque no lo parezca, es más sencillo de lo que os podéis llegar a imaginar. Y os lo voy a explicar con ejemplos, pero no ejemplos de esos que cuentan los gurús en sus webs, que son tan genéricos que te servirían para empezar a escribir, para hacer calceta e, incluso, para completar un «Iron Man». No. Os voy a dar los ejemplo que yo estoy usando en este momento.
- Para empezar, he retomado este blog que lleva muerto desde que se cargaron a Voldemort. Tengo clarísimo que no es ficción, pero también es escribir, porque los artículos no se redactan solos, al menos hasta que el «ChatGPT» deje de estar saturado. Y, aunque esta sea solo la segunda entrada del año, es otra forma de retomar esa rutina de escritura.
- He comenzado a escribir un diario. Sí, con 38 años. ¿Es un diario personal? Sí, pero no al estilo Bridget Jones. A ver como lo explico. Intento escribir cada día una entrada, aunque sean un par de párrafos, con lo más destacado que me ha ocurrido, pero roleando a uno de los personajes de mi mundo de fantasía Therabeyl. ¿El contenido es una mierda? Por supuesto. ¿Me va a ayudar a volver a sumergirme en mi creación, sus personajes y sus historias? Claro que sí. Y además lo escribo a mano, en una agenda de Juego de Tronos, con el sello de la casa Targaryen en cada página. Y, por si fuera poco, lo escribo con una pluma de lettering, de las de inmersión. Con su tintero y todo, vamos, como si estuviera en pleno medievo.
- Tengo planeado darme un capricho a final de mes si consigo mis objetivos. ¿Qué objetivos? Pues unos que me he propuesto, muy bajitos, para no saturarme. Escribir 600 minutos al mes y/o 15000 palabras. Creo que son cifras optimistas, pero sencillas de cumplir. 10 horas de escritura son solo 20 minutos diarios. Vamos, eso se los come el diario con los ojos cerrados. Y más si me enrollo como lo estoy haciendo en este post. Y 15000 palabas son solo 500 al día. Para alguien que se ha cargado 3 NaNoWriMo a las espaldas, eso está chupado.
- Para el conteo de las palabras y del tiempo, estoy usando el contador de palabras que Tatiana Herrero, diosa de los Excels, tiene en su página web. Completamente gratuito y con video de instrucciones para sacarle el máximo provecho. Solo tenéis que suscribiros a su Newsletter para recibir el acceso al Excel. Además, si le pegáis un vistazo a su web veréis que es una gran creadora de contenido: escritora, amante de la mitología, streamer, podcaster, gamer de Los Sims y, sobre todo, un encanto de persona.
Y ya está, ese es el sistema que estoy usando para retomar el hábito de escribir. Tengo claro que no va a ser sencillo que la escritura pase a formar parte de mi rutina diaria, pero necesito escribir, así que me las tendré que apañar como sea. Eso sí, pienso tomármelo con la calma justa para no agobiarme, pero metiéndome la suficiente caña como para publicar este año. Una novela, dos novelettes, más de 50 relatos… Joder, algo tiene que salir al mercado, aunque no sea con editorial.
¿Y vosotres? ¿Cómo afrontáis el hábito de escribir? ¿Lo tenéis implementado en vuestra rutina? Si os apetece, dejarme en los comentarios que sistemas seguís para conseguir escribir cada día, o cada semana. Espero leeros pronto.
1 COMENTARIO
Coincido con la 2 y la 4, creo que son opciones muy fuertes para poder retomar la escritura, y también estoy tirando del Excel de Tati, es una maravilla. Te mando mucho ánimo con la vuelta a la rutina y te acompaño con este propósito. ¡A por 2023! 🙂